
Esta vez ya no me quedan lugares donde esconderme, sé que me voy a morir un día, pero desearía que fuera antes de volver a decir esa palabra que me produce más dolor que las escaras de mi espalda.
Ya no soy la misma, ahora queda la mitad; esa que no funciona, esa que me produce migrañas insoportables, esa que me hace vomitar de dolor.