29.12.21

Aguas turbias

 Y son aguas turbias 

No puedo ver el fondo

No sé si al fondo me espera solo oscuridad

Quiero creer que no

Que es solo mi propio reflejo estoy mirando dentro de mis ojos otra vez todo en espiral. 

Sigo ignorando ese dolor 

una espina que me quedo de ese corazón de escarcha. 

Siempre me queda un subvenir. Un recordatorio para saber por qué sí y porque no.

 Ahora la espina cada vez me duele menos. 

Se va soltando. 

O yo la voy soltando quizás.

Llegue a un oasis, un espejismo

La desolación de los mares que ya se secaron me nubla la vista  




15.12.21

Aguas

 

El corazón se cura con agua salada, ojalá estés serca del mar. No como a mi que me toco hacer mi propio océano 
Besarse bajo la lluvia en un cementerio no te va dejar maldito.
Buscando mensajes en las canciones de la radio los dioses me contaron que todo eso se termino. 
Volvi a buscar en las canciones para encontrar otro mensaje uno de un nuevo amor. Algo nuevo. Y nunca crei que hoy dia sentiría este sabor en mi boca.
A lo lejos puedo ver otro final uno que no termina solo en mi cama, ni en mis huesos. 
Seguí buscando en una azotea entre tantas caras y pieles. En vano.
  Porque aun lo siento dentro de mi y no lo veo hace horas. Miro mi reflejo totalmente igual pero al revés. 
Lo dejo entrar en mi mundo lleno de agua. Puedo sumerjirlo con mi mano desde el cuello, en lo más profundo de este océano que apago todo un sol. Que apago toda una luna.
En una piel sin luz, empezar días que nunca terminan.
Los dioses han escuchado tantas plegarias que las volvieron de carne y hueso.
Agua blanca agua negra, en un baile sin final. Un baile que aun sigue sin mesclar, sin perderse. 



2.12.21

Cuento en una copa.



Me gustas tu y tu esposa.  Los imagino como personajes dentro de un cuento porque se ven como salieran de un cuento. Así como ‘Erase una vez un rey y su hermosa esposa que vivían en un castillo al lado del mar’ los veo como una fantasía que nunca se cumplirá. Porque aunque estén en este mundo y en esta ciudad, para mi están a siglos de distancias.


Me gustaría ser la bruja de tu cuento que te hechiza, que te deja como un esclavo de mis más torcidos fetiches y luego está tu mujer que solo puedo imaginar, soñar como debe ser de suave esa piel blanca y tersa. Esa voluptuosidad abrumadora que en la realidad ni sé cómo hablarle en persona. Los volvería mis juguetes más preciados  y amados, como los que guardo debajo de mi almohada.


Puedo imaginar también que soy la criada, me conformaría con eso. La que les prepara el baño y los desviste lentamente con una serenidad ceremoniosa, con una expresión tan seria como si no tuviera un volcán en el vientre. Esa criada que se queda detrás de puerta en la penumbra, o esperando que le pidan asistencia con la esponja de baño, soñando como también se bañan juntos por horas en la vida real.


Mientras tanto estoy en un rincón del  departamento con una copa en la mano divagando como seria si me invitaran a ser tercera. Pero más me gusta imaginármelos como en un cuento rococó ambientado en el siglo xv, con pelucas y corsés, ojala con dragones incluidos, elfos y hadas porque son tan inefables que no se merecerían otra fantasía.